Muchos nos preguntan, y nosotros mismos, los periodistas, nos preguntamos a menudo, si debemos actuar en ciertas situaciones o si debemos mantenernos al margen para no “manchar” la realidad con nuestra presencia. Otras veces nos preguntamos, y nos preguntan, si nuestro estatus de periodista nos da “carta blanca” para burlar la ley con el objetivo de conseguir una información. Probablemente dentro de poco nos dejaremos de hacer esta pregunta porque los tribunales nos los están dejando muy claro: si no actuamos cuando vemos un delito, somos cómplices, si nos saltamos la ley, somos delincuentes. Y me parece [más o menos] bien. Más allá del debate sobre si podemos evitar todas las fechorías que veamos, que obviamente no, o sobre los diferentes grados delictivos que podemos franquear a la hora de conseguir una noticia, lo cierto es que poseer un papel donde diga “Licenciado en Periodismo” no nos da derecho a hacer lo que nos dé la gana.

La última que ha recibido un aviso por parte de los tribunales ha sido la reportera de Cuatro Samanta Villar, quien ha sido imputada por ayudar a una familia gitana a robar unos hierros durante uno de sus reportajes para «21 Días«. En el reportaje, ella misma asegura que no sabe si se trata de un robo o no.

Obviamente, en toda esta historia hay matices, matices que deberían determinarse según la necesidad de las acciones del periodista para obtener la información y la necesidad de la información en si como servicio público. ¿Era necesario que Samanta Villar participara en el robo para tener un buen reportaje [aunque no esté segura de que se trata de un robo, en el video se ve claro que se lo huele]? Y sobre todo, ¿la información era tan importante como para llegar a ese extremo?  Yo a ambas preguntas contestaría que no. ¿Qué contestarán los jueces?

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Imagen: Jesús Martínez del Vas

Ramón Lobo suele tener una gran habilidad para hacer interesantes análisis, aunque el de ayer, sobre el devenir del periodismo,  sobre lo que él define como periodismo ratonero, me tocó especialmente. Lobo analiza cómo internet puede ser una de las mejor herramientas para el periodista, pero también su asesino. El periodismo es ratonero porque ahora nuestra principal arma es el ratón del ordenador, aunque también se puede convertir en una ratonera de contratos precarios, jornadas interminables y reconocimiento escaso. (más…)

El escritor granadino Francisco Ayala cumple hoy 103 años.  Más de un siglo en los que ha vivido tres regímenes políticos en España, varios exilios, dos Guerras Mundiales, infinitas crisis … Algo de lo que yo difícilmente podré  alardear algún día. Sin embargo,  lo que honra Ayala no es que sea un testimonio vivo del último siglo, sino que él ha moldeado ese siglo, nos ha dejado (y nos sigue dejando) su huella.

Sorprende ver la lucidez con la que aún realiza sus comentarios, haciendo parecer a los más jóvenes como los seniles por no tener su verborrea. Y por no tener, sobre todo, su impertinencia, esa impertinencia que según él ha perdido el mundo, y dentro de ese mundo, especialmente, los periodistas.

Yo me pregunto si alguna vez fui impertinente. (más…)

Antes que nada mira fijamente los ojos de esta mujer, su expresión triste, aunque politkovskaya_anna1serena al mismo tiempo. Quizá su rostro no te diga nada, pero su historia seguramente sí. Anna murió, como otros tantos, por decir la verdad, por no achantarse ante las amenazas de los que ejercen su poder con el terror. Ella se enfrentó a ellos con esa serenidad de su mirada y ellos tuvieron miedo.

Ayer mantuve una conversación con un amigo, alguien totalmente ajeno a la profesión periodística, sobre la labor que desempeñamos los medios. Él, como otros tantos, me recriminaba que habláramos de cosas sin ser especialistas o que buscáramos el morbo incluso en temas especialmente delicados. No voy a iniciar una disertación sobre las bondades del periodismo. Sólo voy a decir una palabra …. (más…)