«El cierre de un medio de comunicación no es sólo un desastre humano y profesional para decenas o cientos de trabajadores sino también una pésima noticia para la calidad de la democracia».
Así comienza el comunicado de prensa que ha emitido Comisiones Obreras con motivo de la jornada que se celebra hoy en defensa del empleo digno en los medios de comunicación y, la verdad, yo no encuentro palabras mejores para expresar la misma preocupación.
No es la primera vez que escribo sobre este tema, aunque creo que por salud propia voy a tener que dejarlo, porque cada día me deprime más. Lo que más me entristece aún es que prácticamente ningún medio ha informado sobre la convocatoria, no vaya a ser que se les acabe el chollo del periodista a 600 euros. Y me entristece porque, francamente, me gustaría más allá de que la convocatoria tenga éxito, que la gente empatizara con nosotros, que comprendiera que nuestra situación empeora a cada minuto que pasa y que, para colmo, nuestra reputación también decae por momentos. Pero esto no es posible si no tienen conocimiento del problema y por mucho ruido que podamos meter en las manifestaciones, pocos se enterarán si se hace una espiral de silencio en torno a este tema.
En fin, qué desgracia es estar obligado a contar las desgracias de los demás cuando a menudo te parece inmoral hacerlo, pero tener que callarte la tuya.